La preservación de los automóviles antiguos al tiempo que se reduce el impacto ambiental es un desafío que los trenes motrices eléctricos pueden ayudar a abordar.
La preservación de los automóviles antiguos al tiempo que se reduce el impacto ambiental es un desafío que los trenes motrices eléctricos pueden ayudar a abordar.
Un ejemplo es la conversión de un Rolls-Royce Phantom II de la década de 1930 en un vehículo eléctrico. Esta conversión implicó conservar la carrocería y el interior originales del automóvil, al tiempo que se reemplazó el motor y la transmisión con un motor eléctrico y un paquete de baterías.
El resultado es un automóvil de época que se puede disfrutar sin generar emisiones, lo que lo convierte en una opción perfecta para ocasiones y eventos especiales.